Essere – Vida y Salud

Día Mundial de la Motricidad Orofacial

La Motricidad Orofonatoria

El 17 de febrero se celebra el Día Mundial de la Motricidad Orofacial, disciplina profesional de la logopedia que se encarga de la prevención, evaluación y tratamiento de las alteraciones de la musculatura orofonatoria (labios, lengua, dientes, paladar, mandíbula…), que es la que posibilita, entre otras cosas, que la persona pueda hablar, masticar, deglutir, etc.

Este día se celebra en homenaje a la fonoaudióloga Irene Marchesan, pionera y gran impulsora del crecimiento y desarrollo de la motricidad orofacial (M.O.) en Brasil y en todo el mundo.

¿Cómo detectar alteraciones orofaciales?

Para detectar este tipo de alteraciones, es fundamental conocer en profundidad los mecanismos y aspectos relacionados con la articulación del habla. Además, en el caso de los niños, saber el desarrollo que debe tener la población típica a nivel articulatorio y cuál es la evolución esperable del habla según la población a la que estemos evaluando.

Asimismo, es necesario poner en marcha programas de prevención (primarios y secundarios) y utilizar herramientas diagnósticas específicas que valoren el funcionamiento del habla y de los mecanismos que la hacen posible.

Los programas primarios están enfocados a toda la población y pueden llevarse a cabo en el ámbito sanitario, en Atención Primaria, pero también en educación, por parte de los tutores, maestros de audición y lenguaje o pedagogía terapeútica. Por su parte, los secundarios están dirigidos a las personas con riesgo de padecer estas alteraciones (pacientes que han presentado frenillo lingual alterado, fisura labiopalatina, glosectomías y reserciones a nivel oral por procesos tumorales, alteraciones oclusales, disfunción tubárica que ha podido comprometer el funcionamiento también a nivel auditivo, interfiriendo con ello en la discriminación auditiva, imprescindible para un correcto desarrollo del habla, etc.)

¿Cómo interviene el logopeda?

Además de diagnosticar de manera adecuada estas alteraciones orofaciales, los logopedas pueden intervenir y conseguir su corrección, siempre que estén controladas las variables que las provocan y mantienen.

Para un correcto abordaje, el logopeda tiene que valorar en profundidad cada caso de forma individualizada; plantear las hipótesis oportunas, contrastándolas con la información de otros profesionales cuando sea necesario; realizar previamente las derivaciones oportunas y poner en marcha una propuesta de intervención que tenga en cuenta, no sólo las dificultades articulatorias por las que el paciente acude a consulta, sino también cómo afectan a su día a día de cara a priorizar unos objetivos de intervención u otros, sus intereses y motivaciones, puntos fuertes así como los de su entorno. Todo ello es lo que permitirá un tratamiento de calidad.